Por Jorge Nain Ruiz
Quienes me conocen saben que no soy un defensor a ultranza de los artistas Vallenatos, aún en el caso de ser admirador de su música; en esta columna, en varias ocasiones, les he dado "madera" y eso me ha granjeado más de un enemigo; sin embargo, debo decir que en el controvertido caso de Silvestre Dangond, son muchos los que quieren pescar en río revuelto.