domingo, 21 de noviembre de 2010

Juanchoooo, Maño y Eudes.... 16 Años Después

Jenny, Lénida, Diana y sus hijos
A tres mujeres el 21 de noviembre de 1994 todo les cambio. Jenny se quedó sin Juancho Rois estando recién casada; Lénida sin Rangel "El Maño" Torres y con tres hijos y Eudes dejó a Diana con sus dos hijas.
Hablar con ellas de esos momentos de ausencia y precisamente del fatal regreso desde Venezuela, fue algo más que triste. Sacando fuerzas del fondo de sus almas y sin ocultar las lágrimas, fueron deshilvanando recuerdos hasta tratar de quedar a paz y salvo con su conciencia.


JENNY DEREIX
Fueron 33 dias de matrimonio, una noticia de un bebé que hizo agotar todas las flores de una vendedora y una ilusión que se fue con él porque nunca lo conoció.
"A Juancho lo conocí en Bogotá y de ahí comenzamos a salir hasta que nos hicimos novios. Vivimos dos años de amores hasta que nos casamos, pero la felicidad duró poco mas por cosas del destino que por voluntad nuestra. Fueron 33 días de matrimonio y recuerdo que cuando le dije que estaba embarazada se puso muy contento, demasiado contento. Él estaba en grabación y yo fui a darle la noticia. Ese día recuerdo como detalle especial que me compró todas las flores que tenía una vendedora".
Al otro lado de la línea telefónica, en Montería, Jenny se queda callada recogiendo pedazos del ayer, arma el rompecabezas de lo que sin duda son sus mejores recuerdos, acomoda el dolor en su alma y continúa. "Los días eran normales. Caminábamos juntos, nos bañábamos, me acompañaba a la universidad. Eramos muy felices" y cierra con un dejo de nostalgia como si hasta allí hubiese alcanzado a durar la dicha.
En medio de esos recuerdos tocamos la partida de Juancho y entonces se quiebra el cristal de ese bello encanto.
"Él me llamaba constantemente de Venezuela. Ese día me llamó en la mañana y me dijo que iba a tocar una parranda y que regresaba lo más pronto posible. Yo estaba sola en el apartamento en Bogotá y me llamaron para decirme que Juancho se había accidentado. Como pude conseguí el número telefónico de allá. Llamé y me dijeron que había muerto. Lloré, grité y mi dolor no tenía nombre porque Juancho no pudo disfrutar de la felicidad y el derecho de ver nacer y crecer a su hijo". En este instante volvió a sentirse el silencio y vino la despedida.
De la unión de Juancho y Jenny nació el niño Juan Humberto Rois Dereix, quien cuenta con 10 años y culminó sus estudios primarios.
El niño dice que no le seguirá los pasos a su papá. "Yo no quiero ser acordeonero, quiero ser ganadero, expresó. El niño ha crecido en medio del ambiente de su familia materna en Montería, quizás el mismo le ha abierto posibilidades distintas a la música que sin duda en San Juan, tierra de su padre por condición genética y el medio habría adquirido. 

LÉNIDA ZULETA
Hace 11 años quedamos a encontrarnos en Maicao, sin embargo la cita nunca la pudo cumplir.
"Rangel era una persona alegre, jocosa, descomplicada y por eso tuvo el honor de ser premiado con la amistad de mucha gente. Cuando no atendía su trabajo musical con los grupos donde actuó se dedicaba de lleno a su hogar. Era tanta la acogida que tenía con los grupos que grabó con su bajo 180 discos".
A continuación se embarca en la nave de la añoranza para repasar sus primeros años de noviazgo y posterior matrimonio.
"Frente a mi casa en el barrio San Joaquín vivía Rafita Zuleta. En esa casa se reunían los músicos y yo veía a Rangel, pero hasta ahí, en cambió él si estaba enamorado. Era un enamorado callado y se manifestaba enviándome flores y dándome serenatas. Él estaba bien enamorado, pero a mí no me gustaban los músicos por la fama de picaflor que siempre han tenido, pero al verle su decisión de ennoviarse conmigo le acepté y duramos en esa etapa un año y un mes. Nos casamos el 31 de enero de 1979, el día de su cumpleaños".
De la unión de Maño Torres y Lénida Zuleta nacieron Rafael Reyes, Ana Milena y Rangel David.
El artista había contraído un compromiso de encontrarse con su esposa en Maicao, precisamente el día 21 de noviembre, hoy hace 11 años, pero la cita nunca la pudo cumplir.
"Nosotros quedamos a realizar unas compras en Maicao y como él estaba en Venezuela me dijo que me esperaba al mediodía, pero pasaron las horas y no aparecía por ningún lado y decidí venirme para Valledupar. Era la primera vez que me incumplía. Me había dejado olvidada en Maicao y venía tan resentida que prometí que me las iba a pagar porque ni comida le iba a guardar cuando regresara".
Lo que ella no sabía era que Maño estaba de partida de la tierra. Entonces Lénida se mete por los vericuetos del dolor y señala que "Mi mamá, Ana Morales, me llamó para comentarme que el grupo de Diomedes había tenido un accidente en una avioneta y enseguida dije que eso no era posible porque ellos venían en bus. La casa se fue llenando de gente y toda era confusión cuando llegó una persona a darme el pésame y me desmayé. Se puede imaginar lo que siguió, pero Dios me dio las fuerzas necesarias para soportar tanto dolor junto".
Finalmente recuerda que ese año salió pensionada de Telecom y él le había prometido una fiesta con una banda papayera que se quedó en planes porque Maño partió a su encuentro con Dios.
Hoy Lénida continúa sacando adelante a sus hijos. Rafael Reyes, tiene 25 años y se graduó en microbiología agroindustrial en la Universidad Popular del Cesar. Además toca la batería en la agrupación de Martín Elías Díaz; Ana Milena cuenta con 22 años y recibió por intermedio de la Universidad Popular del Cesar el grado de administradora de empresas y el menor Rangel David cursa cuarto semestre de administración de empresas en la Universidad Popular del Cesar.
DIANA NUÑEZ
Me enamoraron su silencio, el lenguaje de las miradas, las manos y las serenatas.
"A Eudes lo conocí en mi época de estudiante a través de su hermana Patricia que me llamaba cuñada sin serlo. Nos amigamos y luego nos ennoviamos. Duramos dos años de amores hasta que nos casamos. Eudes era un joven con cosas de viejo; su nobleza no le permitía conocer la maldad. Era tímido y aprendimos el lenguaje de las manos y las miradas que decían más que mil palabras. Recuerdo que me serenateaba con las canciones "Sorayita", "Se te nota en la mirada" y "Tu ensoñación". Era muy hogareño y decía que en su casa tenía tres rosas: sus hijas Dalma Yanina, Diana Isabel y yo.
Realizaba bien su oficio de técnico de acordeones y por sus taller pasaron los instrumentos de los más importantes y jóvenes talentos. Lo suyo fue siempre el arreglo de acordeones porque no quiso rivalizar con sus hermanos Hugo Carlos y Juan José".
Para Diana volver a recordar esos momentos tristes cuando le dieron la noticia de la muerte de su amado no fue nada fácil, pero cerró los ojos al igual que lo hacia cuando escuchaba las serenatas y comenzó el relato.
"Ese día amanecí apagada, bastante triste y no comprendía por qué. En horas de la tarde presentía que Eudes llegaría y me alisté para recibirlo como cualquier mujer enamorada, pero pasaron los minutos y las horas y no llegaba. En horas de la noche recibí una llamada de la casa de Eudes donde me decían que varios integrantes del conjunto de Diomedes habían sufrido un accidente. Corté la llamada y ví a la gente ingresando a la casa diciéndome que tenía que ser fuerte, pero nadie se atrevía a decirme nada. Yo gritaba y lloraba y por la radio sonaba la canción "Por qué razón" y fue entonces cuando confirmaron la muerte de Juancho, de Maño y de Eudes. Esas horas fueron terribles hasta esperar el día en que me lo trajeron. A partir de ese momento se me descuadernó la vida y todo no ha sido igual".
Eudes Enrique Granados Córdoba vive en el corazón de tres mujeres que cada domingo adornan su tumba con tres rosas rojas y al despedirse le cantan:
Me voy, pero ten presente
que en mi alma llevo
tu imagen grabada.
Tu sabes que el amor
cuando es del alma
aquel que se encuentra lejos
de allá se quiere venir.
Y yo, un momento de estos vuelvo
Porque es que me he dado cuenta
Que sin ti, no puedo vivir.
Sin ti, sin ti no puedo vivir...
Sin ti, sin ti, sin ti
Mi amor me puedo morir...
Diana Nuñez cierra con el más profundo dolor al sintetizar lo que siente así: "Eudes me dejó de herencia a mis dos hijas, una que cursa quinto semestre en la Universidad Popular del Cesar y una bachiller del CASD, y me quedó debiendo una casa y un hijo".
VUELO SINIESTRO
El guacharaquero Jesualdo "El Zurdo Ustáriz, recuerda el suceso de hace 11 años cuando estuvo a punto de perecer en un accidente aéreo donde perdieron la vida Juancho Rois, Rangel "El Maño" Torres y Eudes Granados.
Hoy con toda la pausa del caso relata en detalle el hecho que enlutó al folclor vallenato.
"Esa mañana Juancho Rois me comunicó que íbamos a tocarle una parranda al "Butty", un conocido empresario de Venezuela, en una población llamada "El Tigre". El viaje estaba preparado para el mediodía, pero al final arrancamos en la tardecita, eran como las cinco y media. Recuerdo que el piloto de la avioneta no quería ir porque era lejos y estaba muy tarde. Se comunicaron con el empresario y se ordenó el viaje. A mí como era el más flaco me mandaron para la última silla. A Tito Castilla, más adelante. En el medio iban Eudes y Maño, los dos más gordos y con el piloto iba Juancho Rois.
Como a las 6 y 30 de la tarde comenzamos a ver luces en el pueblo y la avioneta no aterrizaba y era que la pista estaba cerrada y sin luces. Finalmente cogimos una recta de una autopista donde habían muchos carros. Y de pronto la avioneta se golpeó de un lado, después supe que se dio contra un templete de una torre y nos fuimos al suelo. Fue un golpe seco. Al caer había silencio y estaba todo oscuro. Yo comencé a gritar porque creía que el aparato iba a explotar. Llamaba a mis compañeros y nadie me respondía. Al poco rato llegaron a auxiliarnos".
Hace una pausa para volver a contar esa historia de la cual fue protagonista principal porque nunca perdió el conocimiento que incluso algunos lo llamaron en su momento "la caja negra humana".
Atrae nuevamente los recuerdos y dice "Después de eso lo primero que oí era que había dos muertos y cuatro heridos. Supe que los muertos eran el piloto y Eudes. Nos montaron en una camioneta para llevarnos al hospital más cercano. En el trayecto Juancho y Maño se quejaban. Tito, iba inconsciente. Al llegar al hospital como a los diez minutos fallecieron Juancho y Maño y Tito y yo quedamos pendiendo de la vida".
El Zurdo Ustáriz después de ocho intervenciones quirúrgicas se recuperó; a Tito Castilla también lo salvó la ciencia. Son los únicos sobrevivientes de esta tragedia.






1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY SENTIDO ESTE RELATO FARID. TE CONFIESO KE SE ME PUSO LA PIEL DE GALLINA, INDUDABLEMENTE SE PERDIERON 3 PERLAS DE NUESTRO FOLCLOR. UN ABRAZO.
KARINA BOLAÑO.